
ROMA, 9 de septiembre de 2017
Caminar por Roma es dejarse sorprender a cada paso. No importa si recorres las calles más transitadas o las plazas escondidas, siempre aparece un detalle inesperado que te invita a detenerte: una iglesia que por fuera parece discreta y por dentro revela un cielo estrellado, un fresco que engaña al ojo o un rincón donde la historia convive con lo cotidiano. En esta caminata, entre iglesias, plazas y pequeños descubrimientos, la ciudad se convierte en un escenario perfecto para alimentar la imaginación y el alma.









